“Desgranando Granada” Albaizín, arrabal de música y poesía, leyendas ocultas y melodía. Sábado 4 de noviembre 2023
En un día con cielo plomizo y amenazando lluvia, a las 11 de la mañana un grupo de socios de ALUMA iniciamos nuestra visita, después de hacernos una foto de grupo en la Iglesia del Salvador, donde habíamos quedado citados, y tras escuchar una preciosa poesía recitada por Inma nuestra poetiza cantora, que nos acompañó en todo el recorrido deleitándonos con sus poesías, cantos y leyendas, que acompañaba a la guía, haciendo más amena la visita, nos dirigimos a la Plaza Aliatar, donde nuestra guía comenzó a explicarnos parte de la historia del barrio.
Que significado tiene el nombre de Albayzín o Albaicín. Podría derivarse del árabe Rabat al-bayyasin, que significa barrio de los halconeros, o quizás del término Al-bayyazin, por los habitantes de Baeza que se asentaron aquí. También hay historiadores que dicen que el nombre Albaicín solamente significa ‘barrio en cuesta’, algo que podremos comprobar a lo largo de la visita.
Frente a la plaza de Aliatar se encuentra la casa morisca del siglo XVI, conocida también como la “Casa de la Doctrina”, residencia que a mediados del siglo XII Mohammed ben Said ben Jaser, natural de Alcalá la Real, construyó junto a la mezquita Aljama del Albaicín (iglesia del Salvador), para educación de los hijos moriscos, en la que un célebre jesuita Padre Albotodo, educador que era de raza morisca, y por su conocimiento del árabe y su elocuencia, predicó la doctrina católica y la lengua de los cristianos entre los moriscos que asistían a dicha casa. Y de aquí viene el nombre de la Casa de la Doctrina.
Y desde ahí nos dirigimos al Aljibe de la Vieja, este aljibe se alimenta del agua que viene del Ramal de San Luis, y se encuentra en la plaza del mismo nombre bajo el jardín de un carmen. El nombre de «aljibe de la Vieja» le viene de una leyenda que cuenta que una vieja tenía una higuera que daba los mejores higos del lugar. Los vecinos le robaban los higos a la vieja. Ésta hizo un pacto con el diablo para que los higos supieran mal y enfermasen, todo aquel que los comía. Al morir la vieja, se oían gritos cerca del aljibe y se veía cómo a las doce en punto de la noche aparecía la sombra de la vieja dando vueltas alrededor de la higuera.
Continuando nuestro paseo por las estrechas calles del barrio, llegamos a la calle Estrellas, donde se encuentra el Carmen de las Tres Estrellas, llamado así porque tiene un azulejo con tres estrellas sobre su arco apuntado en la entrada. Fue vivienda del autor granadino Antonio Joaquín Afán de Ribera, coetáneo de Ganivet. En esta casa se reunía, en la segunda mitad del siglo XIX, un grupo de escritores que tenían tertulias literarias y hablaban de cuentos y leyendas, en el año 1935 se escribió en el periódico las “Antiguallas Granadinas”, la leyenda de este Carmen, dice que había un príncipe que tenía tres hijas, la mayor era el hada de las aguas, y nadaba en los estanques, la mediana era diosa de los vientos era arrebatada y nerviosa con un espíritu emprendedor y decidido, la tercera era dulce y tímida protegida por la maga de las mariposas, y cuidaba de pájaros y flores, las tres recibieron de sus hadas una sortija de oro con una estrella de diamantes, y se casarían cada una con un rey al que reconocerían por sus anillos, idénticos a los que ellos llevaban. Una noche las princesas soñaron que eran cortejadas por tres apuestos jóvenes, al despertar comprobaron que las estrellas de sus sortijas habían desaparecido. Días después llego al Carmen un embajador que pedía la mano de las tres princesas, para los hijos de su señor, y como presente les regalo anillos con verdes diamantes estrellados como los que habían perdido. Después de la boda las princesas partieron cada una para sus respectivos reinos, y como recuerdo el padre mando grabar en la puerta de la casa del Albaizín las tres estrellas que dan nombre a la vivienda morisca.
El agua es muy importante, por eso en el Albaizín hay muchas aljibes, que todas se surten de un ramal, de la acequia de Aynadamar, nos detuvimos en el Aljibe de Paso, que es la que controla la distribución del agua, para los distintos ramales en que se divide el resto de aljibes. Y allí nos enseñó nuestra guía, cantante y poetiza, a llevar el compás con las palmas, que aprovechó para deleitarnos con unas de sus canciones flamencas.
No podía faltar visitar la Plaza de San Bartolomé, donde se ubica la iglesia con el mismo nombre, de estilo mudéjar. Esta construida sobre una mezquita musulmana, con su correspondiente aljibe, pues en la religión musulmana uno de los requisitos previos a la oración, es el acto de las abluciones, es decir lavarse determinadas partes del cuerpo. Debido a esto donde había una Mezquita siempre había agua. Bien unos baños, o una fuente, o un aljibe como en el caso en que nos ocupa.
La construcción es mudéjar, lo más destacable es su magnífica Torre mudéjar de base rectangular, construida en ladrillo y compuesta de cinco ordenes en las ventanas, todas ellas distintas y con acabados en azulejos, discos vidriados y bolas de cerámica.
Actualmente el Arzobispado de Granada ha firmado con la Iglesia Ortodoxa Rusa un acuerdo de cesión en usufructo sobre el edificio de la iglesia de San Bartolomé. Que podrá utilizar esta iglesia para su culto por un periodo de 30 años.
Desde allí nos desplazamos a la Calle del Agua. Dicha calle es en la actualidad una de las más importantes y concurridas del Albaizín. Une la Plaza Larga con la prolongación de la Cuesta de Chapíz, en la plaza de Carniceros. Se le llama así porque allí estuvo el principal baño árabe del Albaicín, construido en el siglo XIII. Aún quedan algunos restos en el interior de las casas actuales. Merece la pena pasear por esta calle, en ella podemos apreciar el espíritu islámico de antes, casas blancas con ajimeces, a lo que hay que sumar detalles pintorescos, como macetas que cuelgan en las paredes y los balcones, acompañados de platos de cerámica granadina que adornas algunas fachadas. El empedrado de la calle cuenta con un pequeño canal en el centro, que parece recordar, el paso de la acequia de Aynadamar.
De allí vamos a desembocar a Plaza Larga, donde en un lateral se encuentra el Arco de las Pesas o Puerta Nueva. Que se sitúa junto a la mítica cafetería “Casa Pasteles”. El nombre de las pesas le viene porque tal y como podemos ver en la fachada que da a Plaza larga, en su exterior hay colgadas una serie de pesas. Son pesas defectuosas que eran decomisadas a los comerciantes y que las colgaban en este lugar.
Pasando por dicho arco y bajando por la primera calle a mano derecha, se llega al Aljibe del Rey.
Este aljibe, situada en pleno Albaicín, es de época Zirí del siglo XI y tiene una capacidad de 300 metros cúbicos. Dispone de cuatro naves cubiertas por bóvedas de cañón y tres arquerías centrales. Su visita es imprescindible para comprender la “cultura del agua” en la Granada nazarí. Dispone de una maqueta que se puede ver cómo funcionaba la red de aljibes del Albaizín, un sistema hidráulico valioso, que aún funciona en su mayoría.
El aljibe se ha acondicionado como Centro de Interpretación del Agua dentro de las instalaciones del Carmen del Aljibe del Rey, la visita es gratuita y guiada (de lunes a viernes a las 10:00, 11:00, 12:00 y 13:00). Máximo 6 personas.
Bajando la calle dirigiéndonos a San Miguel Bajo, nos encontramos con el Palacio de Dar-al-Horra o Casa de la Honesta, toma ese nombre debido s su principal moradora Aixa Dar-al-Horra (que quiere decir “La Honesta”) la madre de Boabdil, el último monarca nazarí de Granada.
El Palacio se construye en el siglo XV, estando ubicado en el mismo lugar donde estuvo un día el Palacio de los Reyes Ziríes. Es el único Palacio nazarí que existe fuera de la Alhambra, donde tuvieron importantes revueltas nazaríes, como la que llevo a Boabdil al trono de la Alhambra. A la entrada nos encontramos con un patio de planta rectangular, bajo el que hay una gran aljibe central y dos pórticos en sus lados menores, y en la planta de arriba podemos ver un gran alero de madera con una moldura que atesora bellas inscripciones del Corán. Tanto su estructura y decoración son un ejemplo de la arquitectura nazarí.
En la parte norte del patio hay una sala rectangular con alcobas, con un mirador que nos deja ver la Cuesta de la Alhacaba y la iglesia de San Cristóbal, en sus yeserías se escribieron bellas plegarias y alabanzas. En el sur se encuentra la capilla cristiana, que en su tiempo estuvo comunicada con el actual Convento de Santa Isabel la Real, en la que hay que destacar su espléndida cubierta de madera.
Desde allí nos trasladamos a la Plaza de San Miguel Bajo, donde se dio por finalizada la visita. Una vez más ALUMA, desgrana otro grano de nuestra Granada.
Pepe Heras
Vocal de la Junta Directiva