Rutas botánicas: un viaje de curiosidad y vida en la cuenca del Dílar, 11 octubre 2024
Dentro del programa de rutas botánicas que la asociación ALUMA organiza a lo largo del curso, esta vez nos tocó descubrir la cuenca del Dílar, un enclave natural de extraordinaria riqueza. En una mañana con nubes que amagaban con descargar pero se quedaron en promesas, y una temperatura ideal, nos dispusimos a explorar con el entusiasmo de quienes, a pesar de los años, seguimos llenos de curiosidad y vida. Divididos en cuatro grupos, nos embarcamos en una jornada de aprendizaje y disfrute.
Dos de los grupos se aventuraron río arriba, con el murmullo del agua como telón de fondo, para conocer la vegetación de ribera. Guiados por monitores expertos, caminamos entre higueras, chopos, álamos blancos y zarzamoras, mientras juncos y almendros salpicaban el paisaje. La claridad del río y el canto del agua nos acompañaron en un paseo que fue, sin duda, un festín para los sentidos, enriquecido por las detalladas explicaciones sobre cada especie que veíamos.
Los otros dos grupos tomaron el camino de la Ermita Vieja, inmersos entre pinos, enebros, salvia y almeces. Durante la ruta, además de aprender sobre la flora, nos acercamos a la historia y los retos de la Capra pirenaica en el centro de recuperación, cuya población ha sido azotada por la sarna en los últimos años. En medio del recorrido, nos detuvimos ante un antiguo alambique, vestigio de una época en la que las esencias aromáticas de Sierra Nevada se destilaban en la sierra. Esta actividad, aunque ya extinta tras la declaración del Parque Nacional, nos permitió imaginar el aroma de aquellos tiempos. Y, por si fuera poco, cruzamos algunos de los caminos por los que los jabalíes de la zona se desplazan, añadiendo una pizca de emoción al paseo.
En definitiva, fue un día delicioso y lleno de vida, en el que no solo conocimos más sobre la flora y fauna que nos rodea, sino que disfrutamos de la experiencia con ese espíritu indomable de curiosidad que nos define. Porque, aunque seamos universitarios mayores, nuestra sed de saber y de disfrutar de la naturaleza sigue intacta.
Estas rutas botánicas, que continuarán durante todo el curso, no son solo un espacio para la información, sino para el aprendizaje compartido y la diversión, haciendo del camino una experiencia inolvidable.
José Rodríguez Sánchez
